Casa Horumuoku
Horumuoku es “encina” en japonés. La encina es el árbol centenario que ocupa el lugar y en torno al cual, se organiza nuestra propuesta.
El proyecto se desarrolla en planta baja + sótano con la intención de que, conforme la arquitectura se adentra en la parcela descubriendo su pendiente, se desentierre pasando a ser primera y baja respectivamente, dejando el jardín principal y de uso y disfrute en la cota de la planta sótano, en la parte baja de la parcela.
La parcela consta de un gran número de pies arbóreos (En su mayoría, encinas), muchos de ellos de gran tamaño y edad, lo que condiciona enormemente la solución a adoptar.
El lugar y la cota de implantación quedan por tanto determinados por un claro que se sitúa en la parte alta del bosque a partir del cual se organiza el proyecto, ocupando tres bandas libres de arbolado que se extienden en sentido descendente de la parcela.
La banda central, que sirve de acceso y rótula entre los dos bloques de programa, topa en su desarrollo con la encina en torno a la cual se articula el proyecto, que impide su extensión. Siendo las bandas de sus flancos las que se extienden hacia la pendiente y en las que se organizan los programas de día y de noche respectivamente.
Durante el proceso de extensión de dichas bandas, la encina, protagonista en el proyecto, queda en medio un gran espacio central en torno al cual se desarrolla la planta baja, que alberga el programa más familiar.
La envolvente del volumen arquitectónico, resultante de la extrusión en diferentes volúmenes de las tres bandas, se hace muy masiva a lo largo del perímetro externo de la pieza, para dotar de la mayor privacidad a la vivienda y se diluye en grandes ventanales hacia el interior del mismo, volcando hacia la encina, que participa de todos los ambientes.
Se genera, además, a través de esa estancia intermedia bajo la sombra de la encina, una conexión directa con el jardín principal, que se encuentra en la cota de la planta sótano